La noticia aparece en los diarios: «Incendio en la biblioteca de Totti, destruidos los dos libros». Totti está desesperado: «¡Aún no había terminado de colorear el segundo!».
Francesco Totti, el capitán del Roma, siempre tuvo fama de simpático descerebrado, de trasteverino cateto, de futbolista genial pero frágil en las grandes ocasiones. También el Roma, el equipo rojigualdo, era tradicionalmente visto como una fuerza secundaria, un elemento divertido e imprevisible pero destinado, al fin, a hincar la rodilla ante la Juve y el Milan. Hasta ahora. Esta temporada, Totti no es sólo el hombre más famoso de la capital de Italia: es un jugador grandioso, un proyecto de balón de oro. Y el Roma es un serio aspirante al escudo de campeón.